A Lina nunca la gustó hacer las cosas porque sí, es una fan incondicional de los “por qués” y pasa su tiempo libre intentando buscar las respuestas a todas sus preguntas.
Cuando empezó enfermería no tenía muy claro en qué consistía esa profesión, en clase la hablaban de la palabra ”cuidar” y no se conseguía hacer a la idea de cómo iba a llevar a la práctica toda esa teoría.
Con el paso de los años se fue dando cuenta de que era una profesión tan amplía como el propio universo, y que era imposible conocer todos los planetas. Ni lo pretendía.
La palabra ”vocación” nunca fue su gran aliada, ella había nacido para muchas cosas; para ser una mujer libre, para viajar por el mundo y para sentir mariposas en la tripa. No había nacido para ser enfermera, sino que, por unas cosas o por otras, la vida le había llevado ahí. Y ella, había decidido quedarse.
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