La vida del prematuro no es nada fácil.
Todavía no pueden respirar a pleno pulmón,
ni consiguen comer ellos solos.
Su cerebro es muy sensible al ruido, la luz y los giros
y sus defensas aún están empezando a protegerles.
Por eso requieren de un poco de fuerza para coger aire,
algún empujón para alimentarse
y extra de cuidado para no sufrir daños.
Pero aquí vais a estar bien.
Mamá y papá estarán con vosotros.
Y no os dejaremos solos.
Firmado,
Tu enfermera pediátrica
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