Hay amores que aparecen antes de lo esperado,
de los que te llegan de golpe
y te trastocan los planes.
Hay amores de veinticuatro semanas,
que ocurren a kilómetros de casa,
y te pillan totalmente desprevenido.
Esos amores se quieren más que a nada,
porque necesitan dosis extra de cuidados.
Necesitan que les hables bajito,
les abraces fuerte,
y les recuerdes de vez en cuando,
que no se olviden de vivir.
¡Ay, amores!
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